Nieta de un escritor de novela negra, hija de periodistas
norteamericanos firmemente comprometidos con los derechos humanos y
esposa de un príncipe italiano cuyo padre inspiró a Fellini La dolce
vita, Olivia Wilde es, oficialmente, la mujer más deseada del planeta.
Hasta Megan Fox, la sex symbol de Hollywood que le disputa el título, la
considera un sueño. A ella, todo ese revuelo de portadas en revistas
masculinas y de efervescencia en Internet le hace mucha gracia, pero no
la desvía ni una milímetro de su verdadera vocación: ser actriz. «Quiero
actuar en teatro, en cine, en televisión... Ya descansaré cuando me
muera», asegura. De momento, no tiene ni un segundo libre: su personaje
en House, Trece, regresa para la sexta temporada de la serie y se
estrena como imagen de un perfume, Desire Me, de Escada.
XLSemanal. Procedes de una familia de periodistas e intelectuales. ¿Cómo
se tomaron que quisieras ser actriz?
Olivia Wilde. Son todos artistas y me han apoyado y me han entendido
siempre. Llevaba desde los siete años dándoles la tabarra con que quería
ser actriz, así que tenían muy claro cuál era el camino que iba a
escoger cuando me hiciera mayor. No me dejaron ser niña prodigio, que es
lo que a mí me habría gustado, pero eso es algo que ahora les agradezco,
porque este mundo es muy duro; hay mucho rechazo y es mejor enfrentarte
a él cuando estás preparada mentalmente.
XL. Pero luego te fugaste con tu novio y te casaste muy joven...
O.W. Pues sí, yo tenía 18 años y él, 26. Fue algo espontáneo y muy, muy
romántico. Teníamos esa sensación de que estábamos hechos para ser una
familia, así que casarnos nos pareció lo más normal; sin presiones: si
funcionaba, genial, y si no, pues tampoco pasaba nada. Con estar juntos
nos bastaba... y ya llevamos así seis años y medio.
XL. Parece que habéis dado con la fórmula del matrimonio perfecto.
O.W. Estoy segura de que el hecho de que fuésemos tan jóvenes cuando nos
casamos es lo que ha permitido que todo saliera bien. Hemos crecido y
nos hemos transformado juntos y somos el contrapunto el uno del otro. Él
trabaja al otro lado de la cámara, rueda documentales, películas y
videoclips y, cuando el espíritu de Hollywood parece que va a engullirme,
él está ahí para recordarme lo difícil que es sacar adelante esos
preciosos proyectos independientes y lo afortunada que soy de poder
trabajar en producciones interesantes con presupuestos enormes.
XL. ¿Habéis trabajado juntos? ¿Eso también funciona?
O.W. ¡Sí, eso también! Hemos hecho una película titulada Fix, una road
movie, una comedia negra que relata una historia real que transcurre
durante 24 horas en Los Ángeles. La experiencia ha sido genial, así que
espero repetir.
XL. Y encima es príncipe...
O.W. No podía ser más romántico, ¿verdad? Aquí en Europa estáis más
acostumbrados a la nobleza, pero en Estados Unidos es como algo sacado
de los cuentos de hadas. La gente me pregunta que dónde está mi reino,
que si tengo súbditos, cosas así. Es divertido porque en realidad el
título no implica nada de eso. Lo que significa es que la familia de mi
marido tiene una historia que se remonta siete siglos en el tiempo.
XL. ¿Qué opina él de que seas la mujer más deseada del planeta?
O.W. Cuando me llamaron para decirme que había quedado primera en una de
esas listas de mujeres sexies, pensé que me estaban tomando el pelo. A
él le pareció lo más lógico del mundo. A mí me sorprendió mucho porque
no es algo en lo que me haya esforzado en absoluto, aunque reconozco que
es un cumplido maravilloso que me hace mucha gracia. Imagínate, en House
voy siempre con bata blanca, ¡qué tiene eso de sexy!
XL. Y ahora también eres la imagen de un perfume de Escada que se
llama precisamente Desire Me (`deséame´).
O.W. Uno de mis objetivos en la vida es animar a otras mujeres a
descubrir su talento, su confianza, sus posibilidades para conquistar el
mundo y eso lo puedes conseguir con un vestido precioso con el que te
ves fuerte y femenina o con una fragancia que te hace sentir sexy. Me
llena de orgullo que en Escada me pidieran que fuera la embajadora de
Desire Me y conecto absolutamente con lo que la fragancia representa:
una mujer atractiva, segura de sí misma, sofisticada... Estoy segura de
que, si entras en una habitación y sientes que posees todas esas
cualidades, puedes conseguir lo que desees.
XL. ¿La forma en la que eliges vestir también te hace sentir fuerte y
segura?
O.W. No soy especialmente femenina vistiendo. Esa Olivia con vestidos de
noche que pasea por la alfombra roja no soy realmente yo. Lo mío es más
un estilo hippie y libre, aunque reconozco que esa maravillosa ropa de
diseñador y esos altísimos zapatos de tacón de aguja reafirman mucho
como mujer [ríe]. Cuando elijo la ropa que me pongo cada día, lo más
importante es que me permita moverme con libertad. Lo fundamental es que
te haga sentir cómoda en tu propio cuerpo. Lo de sufrir para estar guapa
no lo comparto en absoluto.
XL. ¿Algún básico en tu vestuario?
O.W. Una buena chaqueta puede transformar un look por completo y dar el
toque chic a cualquier cosa, incluso a un vestido largo. La verdad es
que me encantan los trajes de chaqueta. Aunque soy bastante joven, no
siento que tenga que vestirme como una adolescente.
XL. Sin ánimo de ofender, no pareces tan joven como realmente eres.
O.W. Es cierto y creo que en este trabajo es una buena cualidad. En
House, por ejemplo, soy una doctora de 33 años, ocho más de los que en
realidad tengo ahora mismo. Es muy poderoso tener esa capacidad de
transformarte en otra persona completamente distinta a ti hasta en la
edad y, sobre todo, convencer a la gente de que eres una especialista en
medicina interna. Y realmente soy consciente de que la forma en que te
vistes, te maquillas o te peinas puede convencer a alguien de que eres
otra persona.
Laura Requejo
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